miércoles, 22 de febrero de 2017

Revista



E
l departamento de arquitectura de computadores de la Universidad de Málaga (España), en colaboración con la empresa austríaca RISC Software GmbH, ha desarrollado un nuevo procedimiento para el tratamiento de grandes volúmenes de datos. Este entorno virtual se ajusta a las necesidades de cada proyecto de investigación, ya que sólo se utilizan los recursos necesarios de una manera personalizada y mejora el rendimiento de los actuales equipos utilizados por los científicos.

Entre otras aplicaciones, el sistema permite comparar genomas de distintas especies en las que intervienen millones de secuencias genéticas y desarrollar estudios sobre enfermedades teniendo en cuenta todas las relaciones que se dan en la expresión de distintos genes, reduciendo el tiempo de trabajo hasta en siete veces. Dentro de las investigaciones, los expertos han podido comparar el cromosoma X de distintas especies de mamíferos en tan sólo dos horas y media.

“En el campo de la biomedicina es necesario el estudio de asociaciones entre datos genotípicos y fenotípicos. Existen casos de enfermedades mendelianas, como la hemofilia, donde hay una relación directa entre variaciones genéticas simples y la enfermedad. Sin embargo, otras enfermedades más complejas, como la diabetes, requieren observar la relación entre múltiples variaciones genéticas y el fenotipo. En estos estudios, el sistema presentado es capaz de proveer todo su potencial”, indica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Málaga Oswaldo Trelles, autor del artículo.

El modelo consiste en la unificación de distintas tecnologías ya existentes para su aplicación en el campo de la biomedicina y la genética. Están basadas en el modelo conocido como Big-Data, sistemas para el procesado de una gran cantidad de datos y con multitud de relaciones entre ellos. Las dificultades más habituales vinculadas a la gestión de información de gran tamaño son los altos costes del material informático que se necesita para la transmisión de datos, el almacenamiento y su procesamiento. La complejidad del análisis y la visualización de los enlaces que se establecen suponen otros problemas a los que deben enfrentarse los científicos.
A través del nuevo método computacional, los investigadores no necesitan invertir en grandes instalaciones ni requieren personal específico para el mantenimiento informático. Podrán configurar el sistema según las especificaciones de cada proyecto, campo científico y requisitos propios de cada laboratorio con un coste sensiblemente inferior que si adquieren los equipos.

Las relaciones complejas de la genética son muy difíciles de definir. Sin embargo, el sistema es capaz de mostrar de una manera directa y rápida todas las conexiones entre sí. Así, se podrán crear los esquemas genéticos de multitud de enfermedades.
En el caso de las alergias, por ejemplo, intervienen distintos genes que se expresan de una manera distinta y provocan además, la expresión en cadena de otros que potencian una respuesta concreta en el organismo. En este tipo de enfermedades, en las que interviene más de un gen, el sistema es capaz de realizar análisis epistáticos. Es decir, observar la interacción entre diferentes genes al expresar un carácter fenotípico. También puede analizar cómo la actuación de un gen se ve modificada por la acción de uno o varios genes en un proceso concreto.

El proyecto, además, permite la creación de árboles filogenéticos. Estos esquemas muestran las relaciones evolutivas entre varias especies con una ascendencia común, como podría ser el caso de primates y humanos. En algunos casos, se observan huecos evolutivos, lo que plantea la probabilidad de la existencia de secuencias genéticas desaparecidas o que han evolucionado hasta perderles el rastro.

Por tanto, la genómica, área que se encarga de la secuenciación del genoma, se ve favorecida por el nuevo sistema, ya que requiere de una gran cantidad de memoria necesaria en el hardware y un tiempo amplio de procesado que ralentiza los trabajos. En ocasiones, es necesario estudiar largas cadenas genéticas, pero las limitaciones actuales no permiten tampoco la comparación de grandes secuencias.

Con la nueva tecnología se puede tener información sobre los puntos de interrupción, que indican una secuencia desconocida y que necesita ser incluida. Además, también es posible obtener la estimación de frecuencias, es decir, cuándo se repiten las cadenas de genes, sin que exista, en principio, ninguna limitación en su extensión.

El sistema se basa en el Cloud computing (nube), una infraestructura compartida por múltiples usuarios y que permite la elasticidad y adaptación a cada uno en concreto. La nube incluye multiprocesadores lo suficientemente potentes como para trabajar con grandes volúmenes de datos en poco tiempo, como los que se requieren en biomedicina o genómica.

De esta manera, los investigadores obtienen acceso a los componentes virtualizados para construir con ellos su propia plataforma, según sus necesidades. Así, pueden utilizar soluciones informáticas económicas y fáciles de ampliar, ya que toda la complejidad y el coste asociado a la administración del hardware es responsabilidad del proveedor del servicio. Si la escala o el volumen de actividad de la investigación crecen o decrece, el producto se adapta.






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Unos electrodos recién desarrollados transmiten señales más fuertes y nítidas con las que restaurar el movimiento corporal ausente en personas con médulas espinales dañadas.

Cuando las personas sufren lesiones de médula espinal y pierden la movilidad en sus extremidades, estamos ante un problema de procesamiento de señales neurales. El cerebro aún puede enviar impulsos eléctricos nítidos y las extremidades todavía pueden recibirlos, pero las señales se pierden al llegar a la médula espinal dañada.

El Centro para la Ingeniería Neural Sensoriomotora, una colaboración entre la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), la Universidad de Washington y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), está trabajando en un chip cerebral implantable que pueda captar señales eléctricas neurales y transmitirlas hasta receptores en las extremidades, sorteando las vías dañadas y restaurando el movimiento. Recientemente, estos investigadores han logrado una mejora esencial en la tecnología que podría hacerla más resistente, duradera en el cuerpo, y capaz de transmitir señales más fuertes y claras.

Esta interfaz cerebro-ordenador registra y transmite señales a través de diminutos dispositivos que ejercen la función de electrodos. Registrando las señales cerebrales en el momento en que una persona pretende realizar algún movimiento, la interfaz detecta el patrón relevante de la señal eléctrica y puede transmitirlo a los nervios de las extremidades, o incluso a una prótesis, recuperando así la persona su movilidad y su capacidad motora.

El mejor material convencional usado hoy en día para los electrodos en interfaces de este tipo es el platino, dispuesto en forma de película delgada. El problema es que, con el paso del tiempo, estos electrodos pueden fracturarse, desprendiéndose pedacitos de ellos.

Teniendo en mente este problema, el equipo de Sam Kassegne, de la SDSU, desarrolló electrodos hechos de carbono vítreo, una forma de carbono. Este material es unas 10 veces más fino que el platino granular de película delgada, lo que significa que un electrodo de esta nueva clase se corroe menos fácilmente bajo estimulación eléctrica y dura mucho más que los electrodos de platino u otros metales.





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La imagen muestra una lámina de electrodos de carbono vítreo grabados dentro de chips. (Foto: Sam Kassegne)






Un equipo conformado por ingenieros de la Universidad de Michigan (EE UU), físicos de la Universidad de Constanza (Alemania) y el profesor Juan Carlos Cuevas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha logrado medir, por primera vez, el transporte de calor en circuitos de tamaño atómico.

En concreto, los científicos han demostrado que en el caso de circuitos de tan solo un átomo la conducción de calor está cuantizada, es decir, que en estos circuitos el calor solo se transmite en unidades de una cantidad fundamental conocida como cuanto de calor.

Este descubrimiento, que acaba de ser publicado en la revista Science, establece los mecanismos básicos que gobiernan la conducción térmica en nanocircuitos metálicos, lo que abre la puerta a la investigación de nuevos fenómenos relacionados con el transporte de calor en una gran variedad de nanodispositivos.
 En el trabajo, los científicos utilizaron un nuevo tipo de microscopio de efecto túnel que incorpora un calorímetro, el cual permite medir corrientes de calor con una resolución sin precedentes.

“Este microscopio permite fabricar hilos metálicos cuyas dimensiones pueden ser reducidas hasta tener tan solo un átomo en su parte más estrecha. Además, también permite medir simultáneamente las corrientes eléctrica y de calor”, explica Carlos Cuevas, profesor del Centro de Investigación de Física de la Materia Condensada (IFIMAC) de la UAM.

Fue gracias a esta herramienta que los investigadores pudieron observar cómo en un hilo metálico de un solo átomo –al contrario a lo que ocurre en circuitos macroscópicos–, el calor se transporta en unidades discretas de una cantidad fundamental conocida como cuanto de conductancia de calor.

“Este es un fenómeno puramente cuántico, que hemos observado por primera vez a temperatura ambiente. Y se debe al hecho de que los electrones, responsables del transporte de calor en estos sistemas, se comportan en los dispositivos de tamaño atómico como ondas, en lugar de como partículas”, detalla Cuevas.

En el trabajo los científicos también confirmaron que la ley fundamental de la física conocida como ley de Wiedemann-Franz –que se remonta a 1853 y relaciona la conducción de la electricidad y del calor en metales– es válida incluso en contactos metálicos de tan solo un átomo.

Las técnicas experimentales desarrolladas en esta investigación también harán posible estudiar el transporte de calor en nuevos sistemas, como circuitos moleculares, polímeros unidimensionales y moléculas biológicas como el ADN. Estos son sistemas en los que se han predicho nuevos fenómenos del transporte de calor, pero que hasta ahora no se han podido investigar experimentalmente.

El progreso en la miniaturización de dispositivos electrónicos hizo posible recientemente la fabricación de circuitos a escala nanométrica (un millón de veces más pequeños que un milímetro). Sin embargo, el futuro de la Nanoelectrónica depende de lograr comprender cómo se disipa y se transporta el calor en estos nuevos dispositivos.

Esto, por ejemplo, podría favorecer el desarrollo de nuevas tecnologías para la conversión de calor en energía útil, algo que sería trascendental para paliar el acuciante problema energético.

Por otra parte, los científicos esperan que la conducción de calor en nanocircuitos esté dominada por nuevos fenómenos cuánticos, lo que hace que su estudio tenga también un gran interés fundamental.

En las dos últimas décadas, avances en las técnicas de fabricación han hecho posible diseñar circuitos que en su parte más pequeña incluyen tan un solo átomo o una molécula, alcanzando así el límite último de la miniaturización.

De este modo se han podido estudiar en estos nanocircuitos nuevos fenómenos físicos relacionados con la conducción eléctrica. A pesar de ello, hasta el momento había sido imposible explorar la conducción de calor en estos dispositivos debido a la falta de herramientas experimentales. (Fuente: UAM)




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Representación artística de la conducción de calor en un contacto metálico de un solo átomo. (Foto: Enrique Sahagún/Scixel)



Cámara ultraveloz

  


Unos científicos han desarrollado una cámara ultrarrápida de elevado contraste que podría ayudar a los automóviles autoconducidos y a los drones a ver mejor en condiciones de carretera extremas y con mala meteorología.

A diferencia de las cámaras ópticas convencionales, que pueden resultar cegadas por una luz muy brillante y ser incapaces de mostrar detalles cuando el nivel de luz es muy bajo, la nueva cámara inteligente de la Universidad Tecnológica Nanyang (NTU) en Singapur puede registrar los movimientos y objetos sutiles bajo las citadas circunstancias y en tiempo real.

La nueva cámara registra los cambios en la intensidad de la luz con intervalos de nanosegundos, mucho más rápido que el video convencional, y almacena las imágenes en un formato de datos que es también muchas veces más pequeño.
Gracias a su circuito integrado único, la cámara puede efectuar un análisis instantáneo de las escenas captadas, poniendo de manifiesto los objetos y los detalles importantes.

Desarrollada por el equipo de Chen Shoushun, de la NTU, la nueva cámara, llamada Celex, se halla ahora en su fase de prototipo final.

Esta nueva cámara puede convertirse en una gran herramienta de seguridad para los vehículos autónomos, dado que puede ver muy lejos, como las cámaras ópticas convencionales, pero sin el desfase temporal necesario para analizar y procesar las imágenes de video suministradas.

Chen espera que esté comercialmente lista a finales de este año, dado que ya se encuentra en conversaciones con fabricantes mundiales de equipos electrónicos.




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Chen Shoushun y su cámara. (Foto: NTU Singapore)






Investigadores del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) (España) coordinan AMADEUS, un proyecto del programa Horizonte 2020 que busca el desarrollo de nuevos dispositivos de almacenamiento de energía basados en el silicio fundido, a temperaturas superiores a los 1000 ºC.

Los expertos tratarán de crear una nueva generación de dispositivos de acumulación energética extremadamente compactos y de menor coste con potencial aplicación en diversos sectores.

El almacenamiento directo de energía solar en plantas termosolares, o la integración del almacenamiento eléctrico y la cogeneración en domicilios y distritos son sólo algunas de las aplicaciones que podrían tener los nuevos dispositivos resultantes del proyecto que ha logrado financiación de la convocatoria Future Emnerging Technologies (FET) del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea. Se trata de un logro en sí mismo ya que solo 4 de cada 100 propuestas presentadas han logrado financiación en esta convocatoria, una de las más competitivas de todo el programa. 
Con un presupuesto de 3,3 millones de euros para los próximos tres años, AMADEUS (Next Generation Materials and Solid State Devices for Ultra High Temperature Energy Storage and Conversion) investigará nuevos materiales y dispositivos que permitan almacenar energía a temperaturas en el rango de los 1000 y 2000 ºC. De esta forma, se pretende romper con la barrera de los 600ºC, raramente superada por los sistemas actuales empleados en centrales termosolares.

Para conseguirlo, los expertos trabajarán con distintos aleados metálicos de silicio y boro, que funden a temperaturas superiores a los 1385ºC y que permitirán almacenar entre 2 y 4 MJ/kg, “un orden de magnitud superior a la de las sales empleadas actualmente”, explica Alejandro Datas, del Instituto de Energía Solar de la UPM y uno de los coordinadores del proyecto.

Además, se estudiarán los materiales necesarios para contener estos metales fundidos durante largos periodos de tiempo y lograr un buen aislamiento térmico, así como los dispositivos para lograr una conversión eficiente del calor almacenado en electricidad.

Para esto último, el proyecto investigará un nuevo concepto, patentado por investigadores de la UPM y publicado en diversas revistas científicas, que combina los efectos termiónico y fotovoltaico para lograr la conversión directa del calor en electricidad.

A diferencia de las máquinas térmicas convencionales, este sistema no requiere contacto físico con la fuente térmica, ya que se basa en la emisión directa de electrones (efecto termiónico) y de fotones (efecto termofotovoltaico).

Pero, de tener éxito en su desarrollo, estos nuevos dispositivos no sólo podrán trabajar a temperaturas muy elevadas, sino que también permitirán  simplificar y abaratar drásticamente el sistema, ya que no requieren de un fluido caloportador, ni de tuberías e intercambiadores de calor, que a día de hoy, suponen gran parte del coste de estas instalaciones.

Además de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en el proyecto colaboran otros seis socios de cinco países europeos, con experiencia en campos tan diversos como la metalurgia, el aislamiento térmico, la dinámica de fluidos y dispositivos semiconductores.

El consorcio de investigación, coordinado por Alejandro Datas y Antonio Martí, ambos de la Universidad Politécnica de Madrid, contará con la participación del Consejo Nacional de Investigación de Italia, el Instituto de Investigación de la Fundición de Polonia, la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, el Centro Hellas para la Investigación y la Tecnología de Grecia, la Universidad de Stuttgart de Alemania, y la compañía IONVAC Process SRL de Italia. 




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Esquema conceptual del proyecto AMADEUS. (Foto: UPM)




Un equipo internacional ha presentado el primer proyecto pormenorizado sobre cómo construir una computadora cuántica a gran escala, que, si funciona como se espera, se convertirá en la computadora más potente del planeta.

Este enorme salto adelante hacia la creación de un ordenador cuántico para todo tipo de cálculos puede marcar un antes y un después en la historia de la computación e incluso en muchos otros aspectos de la historia humana.

Se ha sabido desde hace algún tiempo que una computadora así revolucionaría la industria, la ciencia y el comercio a una escala similar a la del invento de los ordenadores normales. Pero este nuevo trabajo ha llegado ya hasta los mismísimos planos industriales con los que construir tal máquina a gran escala.

Una vez construida, las capacidades de esta computadora cuántica le permitirán diseñar nuevos medicamentos capaces de salvar vidas, resolver los enigmas científicos más desconcertantes, y encontrar las soluciones a algunos problemas que a un ordenador ordinario le exigirían miles de millones de años de cálculos.

Los nuevos planos son el fruto de los esfuerzos de un equipo internacional de científicos de la Universidad de Sussex (Reino Unido), Google (EE.UU.), la Universidad de Aarhus (Dinamarca), el Instituto RIKEN (Japón) y la Universidad de Siegen (Alemania).

Winfried Hensinger, de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, ha sido el principal impulsor de esta investigación. “Durante muchos años se dijo que era completamente imposible construir una computadora cuántica real”, rememora Hensinger, haciendo notar que esa creencia comienza ahora a desmoronarse ante los hechos.




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Winfried Hensinger (derecha) y Bjoern Lekitsch, dos de los principales científicos del proyecto, con un modelo de los planos y partes del prototipo de la computadora cuántica, en la Universidad de Sussex. (Foto: University of Sussex)









Un equipo de científicos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), en España, ha diseñado, fabricado y evaluado un avanzado dispositivo que contribuirá, entre otras aplicaciones, a garantizar el rendimiento y prestaciones de las comunicaciones 5G y el internet de las cosas.

Se trata de un dispositivo basado en fibra óptica multinúcleo que permite procesar la señal al mismo tiempo que la distribuye a través de la red, lo que incide en último término en un aumento de la velocidad y la eficiencia energética de las comunicaciones. El trabajo se ha publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.

Según explica Ivana Gasulla, investigadora del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia (iTEAM) de la UPV, el equipo ideado desde los Photonics Research Labs de este instituto es capaz de generar una línea de retardo óptica ad hoc. Las líneas de retardo ópticas son un componente esencial a la hora de implementar un procesado avanzado sobre las señales de radiofrecuencia.

“Se trata de una línea de retardo sintonizable y versátil, que permitirá un procesado avanzado de las señales al tiempo que se propagan por la fibra óptica, permitiendo, ente otros, una mejora de la calidad de la señal frente al ruido, la selección de ciertos canales frecuenciales o la realización de antenas reconfigurables para obtener una mejor eficiencia de la red de comunicaciones”, destaca Gasulla.

Sobre su aplicación para las comunicaciones 5G, los investigadores explican que en ese nuevo escenario serán necesarias antenas más inteligentes, de tamaño más reducido, que tengan más funcionalidades y operen en frecuencias más altas.

“Nuestro dispositivo es un equipo pionero; con el procesado óptico que ofrece, podremos responder a los nuevos requerimientos exigidos por la quinta generación de las comunicaciones móviles. Y es que para aplicaciones 5G se necesitan no sólo elementos de transmisión, sino elementos de procesado de la señal. El tener estos dispositivos de procesado integrados en la propia fibra les proporciona las ventajas inherentes de la propia fibra que les hace tener menores pérdidas, mayor ancho de banda y menor tamaño, sobre todo esto último acrecentado por el hecho de lograr un procesamiento en paralelo y muy compacto gracias a la fibra multinúcleo”, añade Salvador Sales, investigador del iTEAM de la UPV.

El sistema de fabricación es capaz de crear cavidades de varios centímetros con precisión nanométrica en cada uno de los núcleos individuales que conforman la fibra multinúcleo.

Además de su aplicación a comunicaciones 5G, la tecnología desarrollada por los investigadores de la Universitat Politècnica de València también es de especial utilidad en áreas como la ingeniería civil y aeroespacial. En concreto, en la monitorización y evaluación de estructuras como puentes o  túneles, o bien en la monitorización del estado del fuselaje de aeronaves, satélites e incluso en el rendimiento de los motores. “Cuando existe algún fenómeno anómalo, este se transfiere a la fibra multinúcleo que se encuentra embebida a la estructura, de modo que las señales que pasan a través de ella se modifican. Analizando las señales que llegan al receptor, se puede averiguar en tiempo real lo que está sucediendo en cada punto de la estructura que se está monitorizando”, apunta Salvador Sales.

El dispositivo se ha fabricado en el laboratorio del propio iTEAM, gracias al equipamiento que han venido desarrollando a lo largo de los últimos quince años y que hace que sea un laboratorio de referencia a nivel europeo en la fabricación de cavidades en todo tipo de fibras ópticas. A lo largo de este tiempo, los investigadores del iTEAM han colaborado con instituciones como la Agencia Espacial Europea, el Leibniz-Institut de Astrofotónica de Postdam, la Escuela Politécnica Federal de Laussane, el ETH de Zurich o la Universidad Técnica de Dinamarca, entre otras muchas.




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Equipo del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia que ha desarrollado el nuevo dispositivo. (Foto: iTEAM-UPV)




Cuando los vertebrados corren, sus patas exhiben un mínimo contacto con el suelo. Pero los insectos son diferentes. Estas criaturas de seis patas corren usando una zancada de tres patas, de manera que siempre tienen tres de ellas en el suelo, dos en un lado del cuerpo y una en el otro. Esta forma de correr ha servido de inspiración a bastantes robotistas a la hora de diseñar robots de seis patas, pero ¿es esta necesariamente la forma más rápida y eficiente de moverse sobre el suelo para los robots bioinspirados?

Una nueva investigación, encabezada por Robin Thandiackal, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, ha explorado esta cuestión en robots de seis patas.

El equipo de Thandiackal y Pavan Ramdya llevó a cabo una serie de simulaciones informáticas, pruebas en robots y experimentos sobre la mosca Drosophila melanogaster (el insecto más habitualmente estudiado en biología). Estos científicos querían determinar por qué los insectos usan preferentemente las citadas zancadas e identificar si, efectivamente, es la forma más rápida de avanzar para los animales y los robots de seis patas.

Para ensayar las diversas combinaciones, los investigadores utilizaron un algoritmo de tipo evolutivo para optimizar la velocidad con la que se desplazaba un modelo de insecto simulado basado en la Drosophila. Poco a poco, este algoritmo examinó muchos tipos posibles de pasos diferentes, eliminando los que comportaban un avance más lento y listando los que permitían la mayor velocidad.

Los resultados del estudio aportan datos nuevos y esclarecedores sobre preguntas pendientes de respuesta formuladas tanto por biólogos como por ingenieros robóticos. Los autores de la nueva investigación encontraron que la zancada de tres patas habitual de los insectos emergió cuando optimizaron su modelo de insecto para escalar superficies verticales gracias a la adherencia de las puntas de sus patas. En cambio, las simulaciones que mostraban un andar por el suelo sin la adherencia de las patas de los insectos, ponían de relieve que los pasos en los cuales solo dos patas se hallan sobre el suelo en cualquier instante, son más rápidos y más eficientes (aunque en la naturaleza ningún insecto corre o camina realmente de esta forma). Lo descubierto por el equipo de Thandiackal y Ramdya apoya la idea de que los insectos usan esas zancadas de tres patas para caminar de la forma más efectiva en terrenos con desniveles notables, y porque sus patas poseen propiedades adhesivas. Esto confirma una hipótesis biológica largamente mantenida.

En definitiva, los robots con patas diseñados para circular por suelos relativamente llanos deberían dejar de usar exclusivamente la zancada de tres patas.

Los investigadores construyeron un robot de seis patas capaz de avanzar mediante zancadas con dos o con tres patas. La zancada de dos patas demostró ser la más rápida, corroborando los resultados de los algoritmos de simulación.




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Los autores del nuevo estudio han descubierto, para los robots de seis patas que se mueven por el suelo, una clase de zancada más veloz y eficiente que la empleada tradicionalmente en robótica, y que nunca se ha observado en animales de seis patas. (Foto: EPFL/Alain Herzog)




Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un nuevo cristal líquido de fase azul que podría permitir que los televisores, así como las pantallas de ordenador y de otro tipo presenten más píxeles en el mismo espacio, reduciendo además la energía necesaria para hacer funcionar al aparato. El nuevo cristal líquido está optimizado para LCDs (pantallas de cristal líquido) en color de secuencia de campos, una tecnología prometedora para las pantallas de la próxima generación.

Hoy en día, las pantallas Retina de Apple tienen una densidad de resolución de unos 500 píxeles por pulgada. Con la nueva tecnología desarrollada por el equipo de Shin-Tson Wu, de la Universidad de Florida Central en Estados Unidos, se podría alcanzar una densidad de resolución de 1.500 píxeles por pulgada con el mismo tamaño de pantalla. Esto resulta especialmente atractivo para gafas de realidad virtual o de realidad aumentada, que deben alcanzar una alta resolución en una pantalla pequeña para que lo mostrado en ellas se vea lo suficientemente nítido cuando las colocamos cerca de los ojos.

Aunque el primer prototipo de LCD de fase azul fue demostrado por Samsung en 2008, la tecnología aún no ha entrado en fase de producción debido a problemas con el elevado voltaje de operación y el lento tiempo de carga de los condensadores. Para solucionar estos problemas, el equipo de investigación de Wu trabajó con colaboradores del fabricante japonés de cristales líquidos JNC Petrochemical Corporation y del fabricante de pantallas AU Optronics Corporation, en Taiwán.

Combinando el nuevo cristal líquido con una estructura especial de electrodos que mejora el rendimiento, el equipo ha conseguido una transmitancia de la luz del 74 por ciento con un voltaje de operación de 15 voltios por píxel, niveles operativos que podrían finalmente permitir que las pantallas en color de secuencia de campos entren por fin en la fase práctica de desarrollo del producto.




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Los investigadores han desarrollado una nueva tecnología que podría triplicar la densidad de resolución de las pantallas. Eliminando los filtros de color usados tradicionalmente para dividir espacialmente un píxel en subpíxeles rojo, verde o azul, las pantallas en color de secuencia de campos permiten que los tres subpíxeles se conviertan en tres píxeles independientes, y por tanto triplican la densidad de resolución. (Imagen: Yuge Huang y Ruidong Zhu, CREOL, The College of Optics and Photonics, University of Central Florida)




Unos científicos han desarrollado tecnología sensorial para un brazo robótico protésico, logrando que este detecte señales procedentes de los nervios en la médula espinal.


Para controlar el brazo robótico protésico, el paciente tiene que imaginar que aún posee el miembro perdido y desear ejecutar algunas maniobras simples, como que se toquen las puntas de dos dedos, justo como se hace de manera cotidiana al controlar un brazo natural. La tecnología sensorial interpreta el significado de las señales eléctricas enviadas desde las neuronas motoras de la médula espinal y las utiliza como órdenes.

Una neurona motora es una célula nerviosa que se halla situada en la médula espinal. Sus fibras, llamadas axones, se proyectan fuera de la médula para controlar directamente los músculos en el cuerpo.

Los brazos robóticos protésicos actualmente en el mercado son controlados por el usuario contrayendo músculos alternativos en el hombro o antebrazo. Esa tecnología está bastante limitada en su versatilidad, pudiendo a menudo llevar a cabo solo una o dos órdenes distintas de agarre.

En cambio el nuevo brazo protésico controlado por impulsos nerviosos de la médula espinal, gracias a que detecta señales de las neuronas motoras espinales en partes del cuerpo no dañadas por la amputación, en vez de depender de las restantes fibras musculares, permite transmitir e interpretar correctamente más señales. Esto significa que en un futuro cercano es muy probable que se puedan programar más órdenes en la prótesis robótica, haciéndola más versátil y dotando al usuario de una mayor funcionalidad en su miembro artificial.

Este esperanzador avance tecnológico es obra del equipo internacional de Dario Farina, del Imperial College de Londres en el Reino Unido.

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El sistema sensorial y la prótesis robótica controlados con el pensamiento por un paciente que participó en los experimentos de laboratorio realizados durante esta investigación.
(Foto: Imperial College London)




Unos ingenieros han diseñado y fabricado robots transparentes, basados en hidrogel, que se mueven mediante el bombeo de agua hacia dentro y hacia fuera de ellos. Dichos robots pueden llevar a cabo diversas tareas, incluyendo las que requieran vigor y rapidez, como por ejemplo chutar una pelota bajo el agua, o atrapar y soltar un pez vivo.

Estos singulares robots están hechos completamente de hidrogel, un material gomoso, resistente y casi transparente compuesto básicamente por agua. Cada uno es un conjunto de estructuras de hidrogel huecas y diseñadas de forma precisa, conectadas a tubos de goma. Cuando los investigadores bombean agua dentro de los robots de hidrogel, las estructuras se inflan rápidamente en orientaciones que les permiten enroscarse o estirarse.

El equipo moldeó los componentes de varios robots de hidrogel, incluyendo una estructura que aletea adelante y atrás, y un apéndice que efectúa rápidos movimientos comparables a patadas. De entre los robots, destaca uno con forma de mano que puede asir cosas y soltarlas.

Dado que los robots están hechos casi completamente de agua, y su propulsión también es a base de agua, tienen propiedades visuales y acústicas parecidas a las de ella. Estos robots, si se utilizaran en aplicaciones bajo el agua, podrían resultar virtualmente invisibles.

El equipo de Xuanhe Zhao y Hyunwoo Yuk, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en la ciudad estadounidense de Cambridge, está actualmente tratando de adaptar robots de hidrogel para aplicaciones médicas. Los robots resultantes podrían algún día ayudar a cirujanos en operaciones quirúrgicas.

Los hidrogeles son blandos, húmedos y biocompatibles, y pueden formar conexiones con los órganos humanos más inocuas que las formadas por otros materiales. Estos científicos están colaborando de forma activa con una serie de médicos para crear, a partir de su sistema, dispositivos comparables a manos pero mucho más blandos y precisos, con los cuales manipular en operaciones quirúrgicas tejidos y órganos más suavemente que mediante el instrumental tradicional.



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Los hidrogeles pueden usarse para aplicaciones robóticas, como se ha demostrado con éxito en esta nueva línea de investigación y desarrollo. (Foto: Hyunwoo Yuk/MIT Soft Active Materials Lab)







Gracias a un avance técnico, se ha logrado una solución simple y práctica para mejorar hasta 2.600 veces el rendimiento de las pantallas holográficas dinámicas tridimensionales.

Las aplicaciones potenciales de los hologramas digitales son numerosísimas. Además de en las artes y el entretenimiento, varios campos, incluyendo la visualización biomédica, la visualización científica, el diseño de ingeniería y las pantallas para todo tipo de usos, podrían beneficiarse de esta tecnología. Por ejemplo, crear órganos de tamaño natural para análisis en 3D podría ser muy útil, pero hasta ahora era muy complicado debido a la limitación de las técnicas de generación de hologramas.

Los hologramas tridimensionales que aparecen a menudo en las películas de ciencia-ficción, son una técnica conocida por el gran público, pero en realidad están creados a través de efectos gráficos por ordenador. Aún se están estudiando en el laboratorio métodos para crear verdaderos hologramas 3D. Por ejemplo, debido a la dificultad de generar imágenes reales en 3D, los aparatos recientes de realidad virtual (RV) y de realidad aumentada (RA) proyectan dos imágenes diferentes bidimensionales hacia el observador (una para cada ojo) con el fin de inducir ilusiones ópticas.

Para crear un holograma 3D que pueda ser visto sin equipo especial, como gafas 3D, hay que usar dispositivos de manipulación óptica que puedan controlar la dirección de la propagación de la luz.

Sin embargo, la mayor limitación a la hora de usar como pantallas 3D los dispositivos existentes de ese tipo es el número de píxeles. La gran cantidad de píxeles que se incluye en las pantallas de alta resolución desarrolladas en los últimos años es apropiada para una imagen 2D, y la cantidad de información contenida en esos píxeles no puede producir una imagen 3D. Por esta razón, una imagen tridimensional que pueda hacerse con la tecnología convencional de esa clase tiene un tamaño de 1 centímetro y un estrecho ángulo de visión de solo 3 grados, lo que está muy lejos de ser práctico.

El equipo de YongKeun Park y Hyeonseung Yu, del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología (KAIST), en Daejeon, Corea del Sur, ha ideado una solución para ese problema y ha desarrollado una pantalla holográfica 3D cuyo rendimiento es más de 2.600 veces mejor que el de sus homólogas actuales. Se espera que los avances logrados en esta línea de investigación y desarrollo mejoren el tamaño y el ángulo de visión limitados de las imágenes en 3D, los cuales han venido siendo una grave limitación para las actuales pantallas holográficas.



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Parte del nuevo sistema para pantallas holográficas. (Imagen: KAIST)




Tema exclusivo de la ciencia-ficción hasta no hace muchos años, el reconocimiento automático del habla se halla ahora a punto de convertirse, para muchos casos, en el modo principal que tendremos de interactuar con nuestros dispositivos electrónicos.

Dando unos pasos pioneros hacia esa era futura de la electrónica controlada por la voz, unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, han construido un chip de bajo consumo energético especializado en el reconocimiento automático del habla. Mientras que un teléfono móvil (celular) ejecutando un programa de este tipo puede llegar a precisar alrededor de 1 vatio de energía, el nuevo chip necesita solo entre 0,2 y 10 milivatios, dependiendo del número de palabras que tenga que reconocer.

Trasladado del laboratorio a la vida cotidiana, eso probablemente se traduzca en un ahorro de energía del 90 al 99 por ciento, lo que convertirá al control por voz en algo práctico en el caso de dispositivos electrónicos relativamente sencillos. Eso incluye a aparatos limitados energéticamente, como aquellos que tienen que obtener del ambiente su energía o que deben afrontar periodos de meses entre cada recarga de su batería. Tales dispositivos formarán la columna vertebral tecnológica de lo que se ha comenzado a denominar “la internet de las cosas”, es decir, la tecnología que hará que vehículos, electrodomésticos, estructuras de ingeniería civil, equipamiento de fabricación e incluso ganado, tengan muy pronto sensores que envíen información directamente a los servidores en red, ayudando así a las tareas de mantenimiento y coordinación.

“La voz se convertirá en una forma natural de interactuar con muchas aplicaciones ponibles y aparatos inteligentes”, opina Anantha Chandrakasan, del equipo de investigación y desarrollo que ha creado el nuevo chip. La miniaturización de estos dispositivos precisará de un sistema de interactuación distinto que el táctil o el teclado. Será esencial integrar localmente la funcionalidad del habla para ahorrar en el consumo de energía del sistema, un ahorro que no sería viable con otros enfoques más tradicionales.



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Gracias a un nuevo chip de reconocimiento del habla, de muy bajo consumo, la voz se convertirá en un sistema idóneo para controlar numerosos aparatos electrónicos. (Imagen: Jose-Luis Olivares/MIT)




¿Cómo van a ser nuestros coches dentro de 5, 10 o 15 años? Según las innovaciones que los propios fabricantes (y otras industrias ajenas, como Google o Apple) tienen en marcha, el futuro inmediato del automóvil se dirige hacia cuatro puntos principalmente: la conducción autónoma, la conectividad, la electricidad y el diseño inteligente.  

Claves de la conducción autónoma

-Fabricantes y compañías de componentes electrónicos apuntan al año 2019 para empezar a comercializar los vehículos completamente autónomos. En 2020 se estima que se habrán vendido ya 10 millones de coches. Y en 2030 más del 15% de los vehículos podrían ser autónomos.

-El objetivo es una conducción más segura (el error humano está presente en el 90% de los accidentes) y más eficiente (un tráfico más fluido y descongestionado).

-La consultora KPMG estima que la reducción de mortalidad en carretera será tan evidente que las leyes no tendrán más remedio que adaptarse antes de 2030.
Conectividad, seguridad y entretenimiento

-En el año 2022 existirán 700 millones de coches conectados en el mundo.

-Para llevar la experiencia de conducción aún más lejos, los pasajeros podrán conectarse e interactuar con sus marcas favoritas, personalizar sus contenidos, conectarse a una gasolinera o restaurante durante el viaje… Es la propuesta de OnStar Go, la primera plataforma de movilidad cognitiva en la industria automovilística, fruto de la unión de OnStar e IBM Watson.

-El coche se convertirá en una sala de entretenimiento online: noticias, música, películas, vídeo juegos, televisión, aplicaciones… serán un estándar en todos los modelos, que dispondrán de conexión 5G. Incluso contenidos propios de las marcas, como valor añadido para sus clientes.

-Hoy existen en el mundo 28 macrociudades con más de 10 millones de habitantes; para el año 2050 el 60% de la población mundial vivirá en macrociudades con decenas de millones de habitantes… y sus vehículos. Coches en demanda, hiperconectados, autónomos y eléctricos serán la única solución para que estas gigantescas ciudades inteligentes sean habitables.

-Ya estamos viendo coches capaces de ‘hablar’ con la nube y muy pronto veremos coches interconectados entre sí o con otros sistemas (tecnología Car-to-X), de forma que podrán detectar accidentes o las malas condiciones de la vía incluso a través de la niebla.

Coches eléctricos y otras alternativas

-En 2030 serán ya el 50% de los vehículos vendidos, frente al 10% actual.

-Sin embargo, la autonomía de los motores eléctricos es aún reducida para viajes de largo recorrido y las baterías capaces de aguantar 500 o 600 kilómetros probablemente serán pesadas, caras o su recarga exigirá mucho tiempo. El Opel Ampera-e, cuyo lanzamiento está previsto en este año 2017, promete una autonomía de 500 kilómetros. ¿Será el primer coche eléctrico para viajes largos?

-Otra alternativa son los vehículos impulsados por hidrógeno, transformado en electricidad a través de una pila de combustible (fuel cell). Un motor que sólo expulsará vapor de agua a la atmósfera.

-Los coches en propiedad también pasarán a mejor vida. Teniendo en cuenta que sólo se utilizan el 4% del tiempo y que el 80% del viario se dedica al automóvil, la norma será compartir coche y pagar una suscripción mensual, un modelo de “Transporte como servicio”, como proponen Lyft y General Motors con su Express Drive Program. Incluso con flotas de coches autónomos en un futuro.

-Airbus incluso está desarrollando una plataforma de vehículos voladores que funcionen como taxis autónomos. Del proyecto se conoce poco más, salvo su nombre clave: Vahana.

Diseños inteligentes para ciudades inteligentes

- Probablemente siga teniendo asientos y ruedas, pero quizá en lugar de volante tendrá un joystick y puede que una pantalla sustituya al parabrisas.

-La fibra de carbono, el aluminio y otros materiales más ligeros y resistentes sustituirán al acero. Y los diseños serán aerodinámicos. La variedad de formas, colores, materiales y propuestas estéticas será tan infinita como la imaginación de los diseñadores de las diferentes marcas

Afrontar con éxito el reto de la Ciberseguridad. Uno de los retos fundamentales a los que se enfrenta la conducción hiperconectada es la ciberseguridad. Los recientes descubrimientos de vulnerabilidades en coches de diversos fabricantes han provocado una toma de conciencia real y generalizada de que un coche conectado es también un coche expuesto. La seguridad de la información y la protección de los clientes del sistema OnStar son esenciales para Opel/GM.

La clave: evolución constante. Las amenazas potenciales de ciberseguridad en el vehículo afectan tanto a la seguridad de la información y la protección de datos de los conductores, como a la propia seguridad del vehículo.



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(Foto: Opel)






Se ha anunciado el desarrollo de un transmisor capaz de transmitir datos digitales a una velocidad superior a los 100 gigabits (= 0,1 terabits) por segundo a través de un único canal usando una frecuencia en torno a los 300 gigahercios. Esta tecnología hace posible tasas de datos 10 o más veces superiores a las ofrecidas por las redes móviles de quinta generación (5G), que se espera estén disponibles en torno al 2020.

El asombroso transmisor es obra de un equipo de expertos de la Universidad de Hiroshima en Japón, el Instituto Nacional japonés de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, y la empresa Panasonic Corporation, con sede en Japón.

La frecuencia de 300 gigahercios es una de las incluidas en la banda comúnmente denominada "del terahercio". Esta banda abarca desde los 0,3 terahercios (300 gigahercios) hasta los 3 terahercios, y representa una nueva y vasta fuente de frecuencias que se espera sean utilizadas para las comunicaciones inalámbricas de velocidad ultrarrápida del futuro.

Con el nuevo transmisor desarrollado por el equipo de Minoru Fujishima, de la Universidad de Hiroshima, se alcanza una velocidad de comunicación de 105 gigabits por segundo. A esta tasa de datos, se puede transferir el contenido completo de un DVD en una fracción de segundo.

Los satélites y demás vehículos espaciales solo pueden usar enlaces inalámbricos, y eso ha limitado mucho sus tasas de transferencia de datos. La banda del terahercio podría ofrecerles enlaces a velocidades ultrarrápidas.

Otras posibles aplicaciones incluyen la descarga rápida de contenidos desde servidores a dispositivos móviles, así como enlaces inalámbricos ultrarrápidos entre estaciones base, tal como apunta Fujishima.



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Los enlaces inalámbricos a través de la banda de los terahercios con satélites en el espacio podrían poner a disposición de cualquiera y en cualquier momento velocidades de conexión de gigabits por segundo, en cualquier punto de la faz de la Tierra, en el suelo o en vuelo. (Imagen: Fujishima et al. (Hiroshima University))







Nombre de la institución:Preparatoria Regional “Enrique Cabrera Barroso”, Tecamachalco Puebla, México.


Fecha actual: 22 de febrero de 2017
Editores: Miguel Ángel Mata Monterosas, Diana Michelle Muñoz Suarez
Grado y grupo: 1AV
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